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El paraíso hecho de madera (Madeira, Portugal)

En este texto quiero contar un poco de mí experiencia en este voluntariado.


Madeira es una isla Portuguesa cuya historia se comienza a contar desde el siglo XV cuando fue ocupada de manera permanente por primera vez. Este dato es importante porque mi proyecto es acerca del legado Madeirense (el nombre de mi proyecto es Madeiran Heritage). Éste trata de capacitar voluntarios para, mediante visitas guiadas, mostrar un pedazo de la historia de Funchal (su capital), de la isla en general, y algunos aspectos de la historia de Portugal. Con el dinero que se consigue en este proceso ayudamos a los diferentes proyectos sociales de la Universidad de Madeira.


El proyecto en sí me es muy gratificante porque, desde hace unos años, me empezó a gustar la historia (curiosamente me gustó más la historia después del instituto que mientras estuve en él). Además, la exposición de la información aprendida es algo que me gusta y podría decir que se me da bien.


Otra de las cosas que quisiera contar es el tiempo que he estado aquí.


Llegue el 1 de marzo y estoy escribiendo esto el 14 de diciembre, lo que significa que durante mi proyecto he vivido las versiones madeirenses de las cuatro estaciones. Esto implica una gran parte de mi experiencia porque, en cada una de las estaciones, Madeira presenta varias diferencias con respecto a Cali (la ciudad donde nací) y Alzira, la ciudad donde vivo actualmente.


La primavera, dado que Madeira es una isla semitropical, fue bastante agradable y pintoresca. La ciudad y toda la isla estaban adornadas con un hermoso verde, un lindo purpura, un brillante amarillo (estos dos últimos con razones históricas) y, en general, con un matiz de diferentes colores que me impresiono demasiado. Además, la primavera es una de las estaciones con más fiestas y celebraciones en las cuales pude conocer las diferentes tradiciones y probar algunos de las delicias típicas.


El verano fue una temporada cuyo clima me recordó el de mi ciudad natal. A pesar de que las temperaturas eran más elevadas, nunca sobrepasaron esa temperatura ideal a la que estoy acostumbrado. Osea, cálida pero que no quema. Y además, el hecho de poder llegar del trabajo e irme a la playa (que queda literalmente a 2 minutos de mi residencia) ayudo mucho a sobrellevar los días más colurosos. Verano también fue época de "Arraials", unas fiestas típicas en las cuales barrios y ciudades enteras celebran fiestas espectaculares aderezadas con las mejores comidas y bebidas típicas.


Verano fue también la época con más trabajo. Muchos turistas vinieron con ansias de escapar de climas más austeros y de paso conocer un poco de la historia de la isla, cosa que para mí como guía turístico me vino como anillo al dedo. Hubo mucho trabajo que, aunque a veces fue estresante, fue muy bueno para mí. Aparte, pude descubrir que me gustaría continuar aprendiendo en el campo del turismo.


Otoño fue una estación más variada, las muchas veredas y caminatas que se pueden hacer en la isla se adornaron de varias tonalidades de marrón. Además, en ellas también fue posible disfrutar de un clima más fresco y, desde luego, una que otra lluvia cuando menos me lo esperaba.


Ahora, el invierno ha sido bastante sorprendente para mí. Realmente no esperaba que las temperaturas bajaran tanto aquí pero, aún así, se puede decir que el clima todavía es bueno. Un gran ejemplo de esto es que de vez en cuando aún voy a bañarme en la playa.


El invierno también es tiempo de la Navidad, lo que significa que algunas ciudades (especialmente Funchal) están extremadamente adornadas con luces y decoraciones navideñas. Además, esta es una época para probar bebidas típicas más calientes y comidas típicas más dulces y grasientas (igualmente deliciosas).


Otra de las cosas muy importantes son los conocimientos adquiridos.


Durante mi estancia aquí, he tenido la oportunidad de aprender una lengua (el portugués) y mejorar otra (el ingles). Esta mejora ha sido de un nivel totalmente inesperado. Al comienzo de mi proyecto no me imagine lo bien que se podía profundizar y mejorar en el conocimiento de lenguas durante mi estancia aquí. Y ahora puedo decir que este es uno de los grandes legados que deja en mi el proyecto.


También como parte de los conocimientos adquiridos, están los conocimientos acerca de la historia y cultura portuguesa, consecuencia de la interacción multicultural, y algunas recetas bastante interesantes (también me gusta cocinar).


Otro aspecto muy importante fue el hecho de vivir en una comunidad tan grande y multicultural.


Durante mi estancia aquí he tenido la oportunidad de vivir en una residencia en la cual comparto habitación con 2 personas y, en general, comparto ciertos lugares con personas de diferentes nacionalidades que vienen a hacer Erasmus, trabajar, a hacer otros voluntariados o simplemente de vacaciones. Y es aquí donde he podido hacer muchos amigos de diferentes lugares con los cuales hemos compartido experiencias, conocimientos y vivencias que me han ayudado a crecer como persona, a abrir mi mente y a ver las cosas desde una perspectiva diferente.


Otro aspecto muy importante han sido mis viajes.


Durante el tiempo que he pasado aqui, he tenido dos formaciones. Una en Guimarães, que me ha dado la posibilidad de visitar y conocer un poco esa ciudad y la otra en la ciudad de Oporto, que a mi parecer es la más hermosa que he visitado nunca. Durante mis vacaciones tuve también la oportunidad de conocer Lisboa y algunos pueblos de alrededor.



También, una parte muy importante fueron las visitas que pude hacer a la isla que, dado el montón de rutas que tiene, te transporta a bosques de ensueño y paisajes de película.


Tengo que decir también que he tenido la oportunidad de conocer gente muy amable, amigable y entregada que me ha sido de gran ayuda durante mi experiencia y, de verdad, espero poder corresponderles en un futuro.


Madeira ha sido un sitio para forjar grandes amistades y continuos lazos.


Ya en poco tiempo finalizare mi proyecto y volveré a España lleno de nuevos conocimientos y habilidades que pienso aprovechar al máximo ahí.


Pero aún tengo algunos cuantos días que seguiré disfrutando entre amigos y muy buena compañía.



Desde la isla de Madeira,


Andrés Felipe Espinosa

VIVIENDO EN EL PARAISO


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