top of page

Recuerdos de Eslovaquia

Dicen que más vale tarde que nunca y, pese a que a esta edad la línea que separa el arroz en su punto del que se ha pasado es delgada –a veces no sabes si veintiséis son añitos o añazos- tengo que aplicarme el refrán. Todavía desconozco las razones que me impidieron salir de Erasmus cuando estudiaba en la Universidad -me da que nunca las sabré- y desde que me di cuenta de mi error, he tenido una espinita clavada. Una espinita que quería otros idiomas, perder de vista su calle y su casa y viajar, aunque fuese sola, a cualquier rincón del planeta. Estaba hecha para pinchar la burbuja.


Y dolía, la condenada.


Por eso decidí lanzarme a la carretera y quitármela. Abordé el mapa sin miedo y un día, refugiándome de un temporal en un centro comercial de Zhuhai (China), recibí un mensaje de la organización que es, en buena parte, culpable de mi actual adicción a las tierras lejanas: IDEA Alzira. “Te han aceptado. Estás dentro”.


Me convertí entonces, tras finalizar mis andaduras por el país amarillo, en VOLUNTARIO en Bratislava (Eslovaquia), a través del Servicio de Voluntariado Europeo. Allí he vivido desde marzo hasta septiembre de 2016. Pero sobre todo he aprendido, he conocido, he descubierto, me he perdido y he terminado encontrándome. He crecido.


Ser voluntario no es un estado ni una condición, es actitud. No se hace ni se pierde, se es y cuando se encuentra, permanece. No es desechable sino perenne e inamovible. Ser voluntario me ha quitado aquella espinita testaruda, y en su lugar ahora me acompaña una mochila sin fondo a la que no hago más que atiborrar de momentos. Una mochila que cuanto más llena está, menos pesa y más me libera.


// Óscar Ahullo


Featured Posts
Recent Posts
Archive
Follow Us
  • Facebook Basic Square
  • Twitter Basic Square
  • Google+ Basic Square
bottom of page